Lo primero que se me viene a la mente al
querer abordar este tema, es una situación que me tocó vivir en el preescolar,
cuando un niño con aparente obesidad volcó el juego del columpio mientras se
paseaba, recuerdo como me reí por mucho tiempo al contactar la anécdota del
niño que había volteado el juego del columpio por su excesivo peso, ahora lo
recuerdo y siento melancolía por eso niño ya que probablemente no fue su culpa,
lo más probable es que el juego se volcó por que no estaba bien sujetado, por
lo que este niño fue víctima de mis prejuicios y juzgado por su aspecto físico.
La obesidad puede definirse como la
acumulación excesiva de grasa en el cuerpo, aunque en realidad es una
enfermedad que implica mucho más que eso: dificultades para respirar, ahogo,
problemas ortopédicos, cutáneos, transpiración excesiva y mayor riesgo de enfermedades
coronaria, diabetes y asma son algunos de los problemas asociados al exceso de
peso.
A todos estos trastornos físicos hay que
sumarles los problemas psicológicos provocados por la discriminación social y
las dificultades para relacionarse con los demás que sufre un niño cuya figura
desborda los límites de la silueta saludable. En la infancia el problema puede
ser aún mayor por la angustia que provoca en el niño la cruel discriminación de
la escuela y los amigos.
Muchos estudios
han manifestado que el prejuicio y los estereotipos hacia las personas obesas existen
desde edades tan tempranas como los 3 años.
La gente tiende a
pensar que el peso que tienen las
personas con obesidad se debe a que
ellos no hacen nada para evitarla.
Diferentes estudios realizados en los últimos años sobre el tema
parecen indicar que los niños y adolescentes con sobrepeso sufren estigmatización y prejuicios por parte de sus propios compañeros, sus profesores, e incluso por parte de su propio entorno familiar
Los prejuicios y
la discriminación contra el peso se pueden dar de muchas maneras, incluso
nosotros mismos desde que somos niños siempre estamos criticando y calificando
a los demás por su peso, talla o cualquier otra cosa de nuestro aspecto físico,
lo que nos lleva a burlas y discriminación que pueden generar sensaciones muy negativas que incluso pueden llegar a
provocar estados de ansiedad principalmente por alimentos dulces y depresión.
Si en la niñez
una persona sufrió discriminación por su sobrepeso es muy probable que en su
adultez tenga poca seguridad y confianza, además de sentirse incapaz de
solucionar su problema de sobrepeso.
En una investigación reciente, realizada en Madrid,se propusieron analizar las actitudes hacia la gordura de un grupo de 280 niños de 3 a 8 años, realizaron con cada niño una pequeña entrevista en la que se pedía a los participantes que contestaran a una serie de preguntas sobre un grupo de 4 figuras que representaban a niños y niñas de distinta complexión física (desde muy delgado a muy gordo.
En general, los participantes en este estudio,mostraron claras actitudes positivas hacia las figuras de complexión física media. Este tipo de figuras fueron elegidas mayoritariamente como aquellas que más les gustaban, con las que más se identificaban, a las que más les gustaría parecerse, las figuras preferidas como compañero de juego y las que podrían representar al personaje bueno en un cuento. Por el contrario, las figuras de los niños/as muy gordos fueron mayoritariamente elegidas por los participantes como las que menos les gustaban, a las que no les gustaría parecerse, con las que no les gustaría jugar y las figuras que representaban al personaje malo en un cuento.
La sociedad suele castigar a las personas con sobrepeso discriminándolas y, en el mundo adulto, prejuzgándolas como menos capaces intelectual o moralmente, o faltas de autocontrol y fuerza de voluntad. Por otro lado, debemos prestar atención a los modelos de belleza que la sociedad (medios de comunicación, padres, escuela.) está inculcando a los niños desde muy temprano (por ejemplo, el cuerpo que tienen muñecas como la Barbie, cuyo éxito de ventas alcanza cifras astronómicas: cada medio segundo, alguien compra una muñeca Barbie en el mundo). El ideal de belleza de los adultos parece estar afectando claramente desde temprano al mundo de los niños, con el consiguiente riesgo que supone la exposición a estos modelos en la aparición de todo tipo de trastornos de la alimentación en niños y jóvenes.
Algunos padres
tienen prejuicios contra sus hijos con obesidad. Aún existen padres que creen
que un niño bien nutrido es el niño redondito y de mejillas rosadas, por el
contrario hay padres que están tan expuestos a esta enfermedad que controlan la
alimentación de sus hijos de manera exagerada, o incluso en el caso de tener
hijos de aspecto físico diferentes, limitan más la cantidad de comida a los que
tienen problema de peso que a los que no de manera injusta y discriminativa.
Es importante
entender que la discriminación contra el peso que los niños obesos enfrentan es
tan grave como las consecuencias físicas del peso excesivo en el bienestar de
los niños.
La obesidad es
un gran problema que está afectando a la sociedad actual, México ocupa el
primer lugar de obesidad infantil, esta enfermedad trae consigo no solo
problemas físicos sino también problemas psicológicos, discriminación infantil
etc. Los niños con obesidad suelen sentirse solos, en los momentos de juego sus
propios compañeros los discriminan,
porque no puede moverse, correr, o ir al mismo ritmo de todos, por eso
es importante abordar este tema desde todas las perspectivas posibles, desde la
escuela hasta en el hogar fomentar una cultura de respeto e información.
Simplemente empecemos
con nosotros mismos e impulsemos a los nuestros, a dejar a un lado los prejuicios,
la discriminación, el bullyng y entre ellos las burlas, los apodos y las
expresiones grotescas, hacia los niños y todos cuanto a nuestro alrededor
con obesidad.
"Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad
de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda
encontrar el secreto que me permita ponerles remedio." Ghandi
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